Un disco que parece diferente, aunque también con unas
“bunburyadas” finas (En bandeja de plata, Parecemos tontos).
Bastante rockero, ya que, salvando las distancias, me
recuerda a Flamingos.
Está claro que Enrique es un tío con talento y que hace lo
que le da la gana, y ahora debe de estar en una etapa más rocker, y menos
experimental, porque tanto éste como el anterior, Palosanto lo son.
Aunque con unos toquecillos electrónicos (La Ceremonia de la
confusión, Mi Libertad).
Cómo no, la banda que le acompaña es Los Santos Inocentes,
Más “Stones” que El Huracán Ambulante.
Siendo el disco del 2017.
Sus letras vuelven a ser crípticas, pero no tanto como con
Héroes.
Como con otras obras, de nuevo, lo produce él.
Ya no deja que un extraño meta las manazas en su sonido.
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